Una experiencia educativa única: docentes viven encuentro clave de Escuela Mesofótica en ECIM

Pese a los pronósticos de lluvia, hasta la Estación Costera de Investigaciones Marinas (ECIM) de la Pontificia Universidad Católica de Chile llegaron 28 profesores y profesoras del país para participar del encuentro docente interregional de la Escuela Mesofótica 2025

 

En un ambiente cargado de entusiasmo, se reunieron entre el 12 y el 14 de junio para dar cierre a este programa, cuyo objetivo es acercar a estudiantes a la investigación científica marina, como también dar a conocer uno de los ecosistemas más fascinantes e inexplorados de Chile: los arrecifes mesofóticos.

 

Así, antes de arribar a la estación costera, que alberga la Facultad de Ciencias Biológicas, los profesores completaron dos etapas clave de esta iniciativa. En abril, participaron de capacitaciones en sus regiones y, a partir de mayo, implementaron los desafíos educativos en el aula con sus estudiantes, quienes recibieron su licencia de “exploradores y exploradoras de lo profundo”.

 

Desde la organización del proyecto, que es impulsado por el Núcleo Milenio para la Ecología y Conservación de los Ecosistemas de Arrecifes Mesofóticos Templados (NUTME), hacen un balance positivo del encuentro. “A pesar de que el primer día veníamos saliendo de un frente de mal tiempo, la asistencia se mantuvo los tres días y logramos lo que estábamos buscando: queríamos que fuera un espacio entretenido, lúdico y de mucho aprendizaje. Otra cosa que destacamos es que fue una instancia donde las y los docentes pudieron compartir lo que habían desarrollado e implementado en sus aulas en sus distintos contextos y regiones”, afirma Celeste Kroeger, encargada de comunicaciones y educación del Núcleo Milenio NUTME.

 

 

Dentro de las actividades que se desarrollaron, las que fueron acompañadas por diez integrantes de ECIM y del Núcleo Milenio NUTME, hubo desafíos de armado de equipos, experiencias en laboratorios y en terreno, como también espacios formativos y científico-artísticos. Asimismo, durante los tres días del encuentro las y los docentes participaron de bloques de trabajo para la construcción de un cuadernillo pedagógico.

 

Al respecto, Celeste Kroeger, quien también es encargada de vinculación de la ECIM, señala que este material es el principal desafío del equipo de Escuela Mesofótica: “Nos toca ahora elaborar un cuadernillo pedagógico que va a reunir todo el proyecto y que va estar basado en lo que trabajamos en estos tres días de encuentro interregional. Con las y los profesores estuvimos trabajando en el cruce de las distintas misiones con el currículum formal, en los contenidos complementarios y en su estructura. ¿Con qué objetivo? Para que otros profesores que no hayan sido capacitados en esta vuelta de Escuela Mesofótica puedan implementarla en sus aulas de forma más independiente utilizando el cuadernillo, el sitio web y las cápsulas de exploradores de lo profundo”.

 

     

 

Para Francisco Santos, profesor de ciencia y tecnología de la Escuela Básica de Las Cruces, el encuentro docente “fue bastante bueno, se agradece mucho esta experiencia. He venido un par de veces a la ECIM y es un lugar muy lindo, donde uno puede experimentar y conocer más de cerca sobre las riquezas del mar con profesionales muy amables”.

 

En la misma línea, Camila Illescas, profesora de cuarto básico de la Escuela Santa Teresa de Valparaíso, destaca que “fue súper enriquecedor y maravilloso, la verdad. Suma como experiencia personal, pero también es un respaldo para mostrarle a los papás que este es un proyecto, que no es algo a la ligera, sino que es algo consciente, preparado y profundo, y que estamos capacitadas para enseñarle a los chiquillos”.

 

“Siento que fortalece las áreas científicas, a las que no se les da la importancia que a nosotras nos gustaría. Además, nos adentra en la práctica científica, que muchas veces cuesta llevarla a la sala de clases.  Entonces, esta experiencia nos invita e inspira para desarrollar diferentes actividades a futuro. A nivel personal, me siento muy motivada”, agrega su par del mismo establecimiento educacional, María Constanza Figueroa, profesora de biología y ciencias de quinto básico.

 

Por su parte, Ana Perogil, docente del Colegio Casa Bosque Montessori, releva que el encuentro “fue una experiencia de aprendizaje, fue casi como una jornada de autocuidado. Nos hemos sentido muy bien recibidas y hemos aprendido muchísimo”.

 

La Escuela Mesofótica surge de una experiencia virtual previa iniciada en 2022 con familias, que en 2024 se replicó presencialmente en la Región de Tarapacá con profesores y estudiantes. Este 2025, el programa se extendió a tres regiones (Atacama, Valparaíso y O’Higgins), enfocándose en docentes de tercero a sexto básico de comunas costeras, aunque también incluyó localidades interiores.

 

   

 

Desafíos entretenidos, significativos y llenos de aprendizajes

 

Mil 391 niños, niñas y adolescentes de Atacama, Valparaíso y O’Higgins completaron las cinco misiones y obtuvieron su credencial de “exploradores y exploradoras de lo profundo”. Así, acompañados por “Bea” y “Rodri” iniciaron su entrenamiento, se sumergieron en el fondo marino y descubrieron estos ecosistemas llenos de diversidad.

 

Experiencia educativa única que las y los docentes destacaron, entre otras cosas, por estar basada en el juego, pues a través de estos desafíos, que además eran entretenidos, se producía no sólo el aprendizaje, sino que también se fortalecía la curiosidad. Celeste Kroeger detalla que “el hecho de tener contadores de misiones, con estrellitas que se iban asignando tras cumplirlas, y que las misiones se iban desbloqueando al enviar las experiencias de haber cumplido la anterior, fue contribuyendo a este ambiente de juego que generó mucho entusiasmo y esto, a su vez, el aprendizaje”.

 

Dependiendo de cada contexto, las profesoras y profesores de la Escuela Mesofótica adaptaron las experiencias, los tiempos, la asignatura para su implementación y los materiales complementarios que fueron desarrollando.

 

“Los niños tuvieron muy buena recepción de las actividades, les interesó mucho el tema, todos querían participar, ganarse la credencial y tener la licencia de exploradores de lo profundo. Fue una experiencia bastante entretenida y bien significativa para ellos, se abordaron muchas habilidades de investigación científica, por lo tanto, creo que fue una herramienta para que nosotros podamos potenciar las habilidades científicas dentro de actividades que no están, tal vez, tan asociadas al currículum en sí”, comenta Francisco Santos de Las Cruces.

 

En su curso dos fueron las misiones que más marcaron a los estudiantes: “La primera – ¡La BRUV al agua!-, donde ellos tenían que imaginar las cosas que se podían encontrar en los arrecifes mesofóticos, y la cuarta misión -¡La pieza que faltaba!-, en la que tenían que analizar las entrevistas”.

 

 

Carol Piña, docente de la Escuela Los Ciruelos de Pichilemu, coincide con Francisco y destaca la misma misión como una de las que más entusiasmó a sus alumnas y alumnos de segundo básico. “La primera misión del imaginario fue súper enriquecedora porque los niños imaginaban un montón de cosas ahí en las profundidades de los arrecifes mesofóticos, todas las especies que a ellos les gustaría que estuvieran ahí. Quedaron con la curiosidad de qué otras especies podrían estar ahí y con la idea de ser posibles buzos para encontrar nuevas especies”.

 

“Fue una experiencia maravillosa para mis niños. Ellos estaban súper motivados tratando de cumplir con las misiones y avanzando en cada una de las etapas porque querían ganarse su estrellita para su contador de misiones. Aprendieron muchísimo”, enfatiza.

 

Makarena León, profesora de biología del Liceo Bicentenario Manuel de Salas de Casablanca, fue una de las participantes de la Escuela Mesofótica que vivió una experiencia diferente al resto de sus colegas: aplicó las misiones en estudiantes de tercero medio.

 

“Son alumnos que tienen afinidad con la ciencia, entonces, tuvo una recepción muy positiva”, asevera. Además, cuenta que “la cuarta misión fue la que causó mayor impacto, sobre todo, porque llevó a un análisis reflexivo por parte de los estudiantes donde pudieron compartir posteriormente sus elecciones y experiencias. También, se generó un debate sobre cuáles eran los aspectos más importantes a considerar para escoger un lugar donde realizar exploraciones de arrecifes mesofóticos”.

 

Desde el equipo de la Escuela Mesofótica plantean que el desafío que les queda ahora a las y los profesores es seguir multiplicando el mensaje, y poder implementar estas experiencias educativas en otros cursos y colegios, pues se encuentran capacitados y capacitadas para ello.

 

Texto y fotografías: Pilar León, periodista Facultad de Ciencias Biológicas UC

 

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